Uno de los pilares de las iniciativas federales actuales para poner fin a la crisis de los opioides es el desarrollo de nuevos medicamentos para tratar la adicción a los opioides. Actualmente contamos con tres medicamentos aprobados: metadona, buprenorfina y naltrexona, en un número creciente de formulaciones, incluidas algunas de liberación prolongada (acción prolongada). Pero no todos los pacientes responden a los medicamentos existentes y cada paciente tiene necesidades únicas. Con otras afecciones crónicas como la hipertensión o la diabetes, existe una gama mucho más amplia de opciones de tratamiento que se pueden adaptar a las circunstancias individuales, y también necesitamos de una amplia gama de opciones para tratar la adicción.
Hasta ahora, se ha utilizado un solo criterio para probar nuevos medicamentos para la adicción a los opioides durante el proceso de desarrollo del fármaco y la aprobación de la FDA: si puede producir abstinencia sostenida en los participantes del estudio en comparación con el placebo. Pero existe una creciente preocupación de que esta pueda ser una medida demasiado estricta: Si un paciente informa una mejora significativa en el funcionamiento incluso con un uso reducido de opioides ilícitos, o si los beneficios en áreas específicas de la vida y la salud, como la calidad del sueño, pueden mejorar la condición de un paciente, ¿no deberían usarse estos otros criterios para evaluar el valor de un nuevo tratamiento? En el último número de Science Translational Medicine, me uní a colegas del NIDA y de la FDA para defender los criterios de valoración clínicos alternativos, diferentes de la abstinencia, que se pueden utilizar para desarrollar nuevos tratamientos para la adicción.
Es importante destacar que los propios pacientes deben tener voz para determinar qué medidas de resultado son importantes para ellos. A menudo, los médicos y los investigadores no saben qué síntomas son más preocupantes o lo que los pacientes priorizarían en términos de resultados beneficiosos. Por lo tanto, hay un movimiento para involucrar a los pacientes en el proceso de descubrimiento de nuevas terapias.
La Iniciativa de Desarrollo de Medicamentos Centrados en el Paciente (PFDD) de la FDA, establecida en 2012, busca solicitar las perspectivas de los pacientes sobre qué síntomas son los más importantes a tratar y cómo medir la mejora significativa en esos síntomas, en función de cómo la enfermedad afecta el funcionamiento y la calidad de vida.
La industria farmacéutica también ha fomentado la participación de los pacientes en el desarrollo de fármacos, porque también los beneficia. La creación de tratamientos que aborden mejor las necesidades de los pacientes aumenta la probabilidad de que se adhieran a sus tratamientos. Esto, a su vez, proporciona un incentivo para que la industria invierta recursos en investigación y desarrollo en lugar de arriesgarse a invertir dinero en un medicamento que no se utilizará.
El 17 de abril, la FDA, en colaboración con el NIDA, está llevando a cabo una reunión pública sobre el desarrollo de medicamentos centrados en el paciente para el trastorno por consumo de opioides (OUD) para obtener testimonios de primera mano de quienes padecen de OUD. El objetivo de esta reunión es conocer las experiencias de los pacientes con los tratamientos actuales, así como sus experiencias con los medicamentos para revertir la sobredosis. Será una oportunidad única para que las voces de los pacientes sean escuchadas y tengan un impacto en los tipos de tratamientos que se desarrollarán para la adicción a los opioides en los años venideros.
Esta semana en la Cumbre Nacional sobre la Heroína y el Abuso de Drogas Recetadas, el director de los NIH, Francis Collins, anunció que casi se duplicaron los fondos para abordar la crisis de los opioides como parte de la iniciativa HEAL (la Iniciativa de asistencia para terminar con la adicción a largo plazo). Además del dinero, se necesitará de pensamiento creativo tanto convencional como innovador, así como un enfoque coordinado de “todas las manos a la obra” para resolver la crisis. Y esas manos no deberían limitarse al mundo científico y de la investigación. Los pacientes que sufren de adicción a los opioides pueden tener un papel activo en el desarrollo de nuevos tratamientos para su trastorno, y las familias de las personas con adicción también pueden proporcionar una perspectiva valiosa.