Las muertes por sobredosis relacionadas con la metanfetamina casi se triplicaron entre 2015 y 2019, de acuerdo con un estudio de los NIH

Los patrones de uso de metanfetamina se han vuelto más riesgosos y se han diversificado en la población de los Estados Unidos

Imagen
Man and woman holding hands.

Las muertes por sobredosis de metanfetamina casi se triplicaron entre 2015 y 2019 entre personas de 18 a 64 años en los Estados Unidos, según estudio del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), parte de los Institutos Nacionales de Salud. El número de personas que informaron haber consumido metanfetamina durante este tiempo no aumentó de forma tan pronunciada, pero el análisis encontró que las poblaciones con trastorno por consumo de metanfetamina se han vuelto más diversas. Publicado hoy en JAMA Psychiatry, el estudio sugiere que los aumentos en los patrones de aumento del riesgo de uso de metanfetamina, como los aumentos en el trastorno por uso de metanfetamina, el uso frecuente y el uso de otras drogas al mismo tiempo, pueden estar contribuyendo al aumento de muertes por sobredosis.

“Estamos en medio de una crisis de sobredosis en los Estados Unidos, y esta trágica trayectoria va mucho más allá de una epidemia de opioides. Además de la heroína, la metanfetamina y la cocaína se están volviendo más peligrosas debido a la contaminación con fentanilo altamente potente y el aumento en los patrones de uso de riesgo mayor como el uso de múltiples sustancias y el uso regular”, dijo la directora del NIDA, Nora D.Volkow, MD, una de las autoras del estudio. “Los enfoques de salud pública deben adaptarse para abordar el uso de metanfetamina en las diversas comunidades en riesgo, y en particular para las comunidades de indios americanos y nativos de Alaska, que tienen el mayor riesgo de abuso de metanfetamina y están frecuentemente desatendidas”.

En 2020, más de 93,000 estadounidenses murieron por sobredosis de drogas, lo que marca el mayor aumento anual de muertes por sobredosis jamás registrado, según datos preliminares de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Este aumento ha sido propiciado en gran medida por el aumento de las sobredosis por opioides sintéticos, principalmente el fentanilo. Las muertes por sobredosis que involucran psicoestimulantes, y particularmente metanfetamina, también han aumentado abruptamente en los últimos años, y muchas de estas muertes contaron con el uso de un opioide de forma concomitante. Sin embargo, quedan dudas sobre cómo las tendencias en el uso de metanfetamina contribuyen a un riesgo mayor de muerte por sobredosis.

Para abordar esta brecha, los autores del estudio analizaron datos sobre muertes por sobredosis asociadas a psicoestimulantes distintos de la cocaína de los archivos de causas de fallecimientos en el Sistema Nacional de Estadísticas Vitales de 2015 a 2019.

También evaluaron los patrones de consumo de metanfetamina de los adultos estadounidenses entre 18 y 64 años (el grupo etario con mayor riesgo de muerte por consumo de sustancias y sobredosis) de la Encuesta Nacional sobre la Salud y el Consumo de Drogas (NSDUH), que proporciona información anual sobre el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, salud mental y otros problemas relacionados con la salud en los Estados Unidos.

Los investigadores encontraron que de 2015 a 2019, el número de muertes por sobredosis con uso de drogas psicoestimulantes distintas de la cocaína (principalmente metanfetamina), aumentó de 5,526 a 15,489, un aumento del 180%. Sin embargo, la cantidad de personas que informaron haber usado metanfetamina solo aumentó en un 43% durante el mismo período.

Además, los datos muestran que las personas que informaron el uso frecuente de metanfetamina (100 días o más por año) aumentaron en un 66% entre 2015 y 2019, y las personas que informaron el uso de metanfetamina y cocaína juntas aumentaron en un 60% durante este período. Los investigadores también encontraron que desde 2017, más personas que informaron haber usado metanfetamina en el año anterior también informaron patrones de uso con riesgo mayor (es decir, tenían un trastorno por consumo de metanfetamina o se inyectaron metanfetamina) que los patrones de consumo de menor riesgo (es decir, no cumplieron con los criterios para el trastorno por consumo de metanfetamina o inyectar metanfetamina). Estos descubrimientos indican que los patrones de uso más riesgosos pueden haber contribuido al aumento del número de muertes por sobredosis relacionadas con la metanfetamina durante este período.

Los investigadores también notaron cambios en las poblaciones que usan metanfetamina entre 2015 y 2019. Mientras que, históricamente, la metanfetamina ha sido utilizada con mayor frecuencia por personas blancas de mediana edad, este análisis encontró que los indios americanos o nativos de Alaska poseen la incidencia más alta de uso de metanfetamina, así como el trastorno por consumo de metanfetamina y la inyección de metanfetamina.

Estudios anteriores han encontrado que los indios americanos o nativos de Alaska también tuvieron el mayor aumento en las muertes por sobredosis de metanfetamina en los últimos años.

Este análisis también encontró que la incidencia del trastorno por consumo de metanfetamina entre las personas que no se inyectaban la droga aumentó 10 veces entre las personas negras de 2015 a 2019, un aumento mucho más pronunciado que entre las personas blancas o hispanas. Al igual que la frecuencia de uso, el trastorno por uso de metanfetamina es una medida que se utiliza para dimensionar el aumento del uso de metanfetamina. El trastorno por consumo de metanfetamina sin inyección se cuadruplicó en adultos jóvenes de 18 a 23 años, un aumento sustancialmente mayor que en los grupos de mayor edad. Esto es de particular preocupación, ya que la edad adulta joven es un período crítico de desarrollo cerebral, social y académico continuo, y un trastorno por consumo de metanfetamina durante este período vulnerable podría tener consecuencias duraderas.

El uso de metanfetamina también se ha vinculado con la transmisión del VIH, ya que las enfermedades infecciosas se pueden propagar al compartir material de inyección y a través de una mayor actividad sexual sin protección que a menudo se asocia con el uso de metanfetamina. Estudios anteriores han informado altas tasas de uso de metanfetamina entre hombres que tienen sexo con hombres, quienes también enfrentan tasas más altas de transmisión del VIH. Este estudio encontró que la incidencia de la inyección de metanfetamina fue la más alta entre los hombres homosexuales. Además, el trastorno por consumo de metanfetamina sin inyección se duplicó con creces entre los hombres homosexuales o bisexuales.

También aumentó más del triple entre las mujeres heterosexuales y las mujeres lesbianas o bisexuales, y se duplicó con creces entre los hombres heterosexuales, lo que enfatiza aún más la expansión del uso entre diferentes grupos.

“Lo que hace que estos datos sean aún más devastadores es que actualmente no existen medicamentos aprobados para tratar el trastorno por consumo de metanfetamina”, declaró Emily Einstein, PhD., directora de la División de Políticas Científicas del NIDA y coautora del estudio. "El NIDA está trabajando para desarrollar nuevos enfoques de tratamiento, incluidos medicamentos seguros y eficaces que se necesitan con urgencia para frenar el aumento del uso de metanfetamina, de las sobredosis y de las muertes relacionadas".

Referencia: B Han, et. al. Trends in methamphetamine use, use disorder, and related overdose deathsamong adults in the United States. JAMA Psychiatry. DOI: 10.1001/jamapsychiatry.2021.2588 (2021).