Un análisis de registros médicos vincula el trastorno por consumo de cannabis durante el embarazo con problemas de salud del bebé

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Un nuevo estudio de casi cinco millones de bebés nacidos vivos en California entre 2001 y 2012 halló que aquellos cuya madre había recibido un diagnóstico de trastorno por consumo de cannabis al momento del parto tuvieron más probabilidades de experimentar desenlaces de salud negativos, incluidos partos prematuros y bajo peso al nacer, en comparación con los bebés de madres sin un diagnóstico de trastorno por consumo de cannabis. El análisis, publicado hoy en Addiction y financiado por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), se suma al creciente conjunto de pruebas (en inglés) de que la exposición prenatal al cannabis (marihuana) puede estar asociada con desenlaces desfavorables del nacimiento, y arroja luz sobre la salud infantil un año después del parto.

Estudios recientes (en inglés) han revelado que el consumo de cannabis durante el embarazo está en aumento, y algunas mujeres embarazadas reportan que consumen la droga para aliviar las náuseas y los vómitos asociados con el embarazo. Los expertos médicos han expresado preocupación por estas pautas de consumo porque se ha comprobado que el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), un componente activo del cannabis, llega al feto y al bebé a través de la placenta y la leche materna, respectivamente. Además, el THC interfiere en la función normal del sistema endocannabinoide, el cual se ha demostrado que desempeña un papel primordial en el desarrollo cerebral del feto y en el embarazo, incluidos la implantación del embrión en el útero y el mantenimiento de la placenta.

En el estudio de referencia, los investigadores hallaron que entre los 4.83 millones de pares de madres-bebés analizados, 20,237 mujeres recibieron un diagnóstico de trastorno por consumo de cannabis con el alta del parto. Se trata de un trastorno que va más allá del consumo ocasional de cannabis e implica satisfacer ciertos criterios con respecto a pautas de consumo continuado de cannabis a pesar de las consecuencias negativas. No todas las personas que consumen cannabis satisfacen los requisitos de un trastorno por consumo de cannabis, y en este estudio los diagnósticos se basaron en información reportada por las propias pacientes. Por ese motivo, los investigadores observaron que la incidencia real del consumo de cannabis y del trastorno por consumo de cannabis en la población del estudio probablemente fue mucho mayor de lo reportado.

“Si bien no podemos establecer que el consumo de cannabis causó desenlaces negativos en este estudio, los datos refuerzan el argumento de ser precavidos en cuanto al consumo de cannabis durante el embarazo”, dijo la Dra. Nora D. Volkow, directora del NIDA. “El cuidadoso análisis de datos como estos es una forma de estudiar con responsabilidad de qué manera el consumo de cannabis afecta al niño en desarrollo, mientras que en todo el país se está dando un experimento natural en los sitios donde el cannabis se está volviendo ampliamente disponible para las consumidoras embarazadas”.

El análisis reveló que el diagnóstico de trastornos por consumo de cannabis basado en registros médicos al momento del nacimiento del bebé aumentó del 2% en 2001 al 6.9% en 2012. Para evaluar la correlación entre el trastorno por consumo de cannabis y los resultados de salud del bebé, los investigadores compararon los pares de madres-bebés vinculados con un diagnóstico de trastorno por consumo de cannabis con 40,474 pares de madres-bebés (grupo de control) con demografías y factores maternos de salud similares, incluidos el diagnóstico de trastornos por consumo de otras drogas y el tabaquismo. Los bebés cuyas madres tenían un trastorno por consumo de cannabis fueron más propensos que el grupo de control a ser prematuros, pesar poco al nacer y ser pequeños con relación a su edad gestacional. Estos hallazgos fueron coherentes con estudios anteriores realizados en poblaciones similares.

Los investigadores también analizaron certificados de defunción vinculados con registros de nacimiento y hallaron que, si bien la mortalidad infantil fue poco común en general (menos del 1% en cada uno de los grupos), las probabilidades de morir en el año siguiente al nacimiento de los bebés nacidos de madres con un trastorno por consumo de cannabis al momento del parto fueron un 35% más altas que las de los bebés del grupo de control. El análisis de registros de salud adicionales reveló que los bebés nacidos de madres con un trastorno por consumo de cannabis fueron menos propensos que los bebés del grupo de control a ser hospitalizados dentro del mismo año, algo que difiere de análisis anteriores (en inglés) que identificaron una correlación entre la exposición prenatal al cannabis y el ingreso a la unidad neonatal de cuidados intensivos.

“Dado que estamos examinando registros médicos solamente, hay mucho que no sabemos sobre las madres y los bebés de este estudio”, dijo la Dra. Yuyan Shi, de Herbert Wertheim School of Public Health and Human Longevity Sciences en University of California, San Diego, y autora principal del estudio. “Pero nuestro análisis respalda la recomendación de que los profesionales de la salud evalúen y aborden los trastornos por consumo de cannabis en sus pacientes embarazadas para proteger la salud de las mujeres y, potencialmente, la salud de sus bebés".

En la actualidad, no es una práctica estándar que los profesionales de la salud investiguen el consumo de cannabis o los trastornos por consumo de cannabis durante el embarazo en sus pacientes, como tampoco lo es ofrecer asesoramiento sobre la falta de datos relacionados con la seguridad del consumo de cannabis durante el embarazo. Ambas estrategias pueden ser útiles (en inglés), conjuntamente con alentar a las mujeres embarazadas que consumen cannabis a suspender el consumo durante el embarazo y la lactancia y derivarlas a tratamiento cuando corresponda.

Los investigadores también analizaron de qué manera el tabaquismo —un factor que aportó confusión a análisis anteriores de la exposición prenatal al cannabis— impactó los desenlaces de salud de los bebés de las madres con un diagnóstico de trastorno por consumo de cannabis. En comparación con los bebés de madres que no consumían tabaco, los bebés de madres que autorreportaron el consumo de tabaco tuvieron mayor riesgo de parto prematuro y poco peso al nacer, y de hospitalización y muerte en el primer año de vida. Estos hallazgos coinciden con hallazgos anteriores que sugieren que el consumo concurrente de tabaco es común entre las mujeres embarazadas que consumen cannabis, y subraya la importancia de analizar el consumo de tabaco y otros factores de confusión que pueden estar presentes en los casos de trastorno por consumo de cannabis capturados por los registros médicos.

Referencia: Y Shi et alThe associations between prenatal cannabis use disorder and neonatal outcomesAddiction. DOI: 10.1111/add.15467 (2021).