Hay datos sólidos derivados de investigaciones con animales y un número creciente de estudios con seres humanos que indican que la exposición a la marihuana durante el desarrollo puede causar cambios adversos en el cerebro en el largo plazo, o incluso cambios permanentes. Las ratas expuestas al THC antes de nacer, al poco tiempo de nacidas o durante la adolescencia, tuvieron problemas notables con tareas específicas de aprendizaje y memoria cuando tuvieron más edad.32–34 El deterioro cognitivo en las ratas adultas expuestas al THC durante la adolescencia está asociado con cambios estructurales y funcionales en el hipocampo.35–37 Los estudios con ratas también demuestran que la exposición al THC durante la adolescencia está asociada con la alteración del sistema de recompensa, lo que aumenta la probabilidad de que un animal se autoadministre otras drogas (por ejemplo, heroína) cuando tiene oportunidad de hacerlo (ver "¿La marihuana es una droga de inicio?").
Los estudios imagenológicos del impacto de la marihuana en la estructura cerebral de los humanos muestran resultados disímiles. Algunos de ellos sugieren que el consumo regular de marihuana en la adolescencia está asociado con alteraciones en la conectividad y un volumen reducido de ciertas regiones específicas del cerebro que participan en una gran variedad de funciones ejecutivas, como la memoria, el aprendizaje y el control de los impulsos, en comparación con personas que no consumen la droga.38,39 Otros estudios no han hallado diferencias estructurales significativas entre el cerebro de las personas que consumen y las que no consumen marihuana.40
Varios estudios, entre ellos dos extensos estudios longitudinales, sugieren que el consumo de marihuana puede causar deterioro funcional en las habilidades cognitivas, pero el grado y la duración del deterioro depende de la edad en que la persona comenzó a consumir la droga, la cantidad que consumió y la duración del consumo.41
Entre los casi 4,000 adultos jóvenes que el estudio Coronary Artery Risk Development in Young Adults siguió durante 25 años hasta que llegaron a la etapa media de la adultez, la exposición acumulativa a la marihuana durante toda la vida estuvo asociada con puntajes más bajos en una prueba de memoria verbal, pero no afectó otras habilidades cognitivas, como la velocidad de procesamiento o la función ejecutiva. El efecto fue considerable y significativo, incluso después de eliminar del estudio a quienes consumían en la actualidad y ajustar por variables de confusión—como factores demográficos, el consumo de alcohol u otras drogas y otros trastornos psiquiátricos, como la depresión.42
Un vasto estudio longitudinal en Nueva Zelanda halló que el trastorno persistente por consumo de marihuana cuando el consumo frecuente comenzó en la adolescencia estuvo asociado con una pérdida en promedio de 6 y hasta 8 puntos de coeficiente intelectual a mitad de la etapa adulta.43 Significativamente, en ese estudio, las personas que consumieron marihuana intensamente durante la adolescencia y dejaron de consumir la droga cuando fueron adultas no recuperaron los puntos de coeficiente intelectual que habían perdido. Las personas que solamente comenzaron a consumir marihuana en forma intensa en la edad adulta no perdieron puntos de coeficiente intelectual. Estos resultados sugieren que la marihuana tiene el mayor impacto a largo plazo en las personas jóvenes cuyo cerebro está todavía estableciendo conexiones nuevas y madurando de otras formas. Se sabe que el sistema endocannabinoide desempeña una función importante en la correcta formación de las sinapsis (las conexiones entre las neuronas) durante las etapas tempranas del desarrollo cerebral, y se ha propuesto una función similar en el refinamiento de las conexiones neurales durante la adolescencia. Si los efectos a largo plazo del consumo de marihuana en la función cognitiva o el coeficiente intelectual se ven confirmados por investigaciones futuras, esta podría ser una vía por la cual el consumo de marihuana durante la adolescencia produce sus efectos a largo plazo.44
Sin embargo, resultados recientes de dos estudios longitudinales prospectivos de mellizos no respaldan una relación causal entre el consumo de marihuana y la pérdida de coeficiente intelectual. Quienes consumieron marihuana mostraron efectivamente una disminución notable en la habilidad verbal (equivalente a 4 puntos de coeficiente intelectual) y en conocimiento general entre los años de la preadolescencia (de 9 a 12 años, antes del consumo) y la etapa final de la adolescencia y el comienzo de la adultez (de 17 a 20 años de edad). Sin embargo, al comienzo del estudio, quienes consumirían en el futuro tenían ya puntajes más bajos en estas mediciones que quienes no consumirían en el futuro, y no se halló ninguna diferencia predecible entre mellizos cuando uno de ellos consumió marihuana y el otro no. Esto sugiere que la pérdida de coeficiente intelectual observada, al menos durante la adolescencia, puede deberse a factores familiares en común (por ejemplo, genética o ambiente familiar) y no al consumo de marihuana.45 Se debe observar, sin embargo, que estos estudios fueron más breves que el de Nueva Zelanda y no exploraron el impacto de la dosis de marihuana (es decir, el consumo intenso) ni el surgimiento de un trastorno por consumo de cannabis; esto puede haber enmascarado un efecto dependiente de la dosis o el diagnóstico.
La capacidad de sacar conclusiones definitivas sobre los efectos duraderos de la marihuana en el cerebro humano a partir de estudios anteriores a menudo está limitada por el hecho de que los participantes del estudio consumen varias drogas, y por lo general hay datos limitados sobre la salud o el funcionamiento mental de los participantes antes del estudio. Los Institutos Nacionales de la Salud están financiando el estudio Adolescent Brain Cognitive Development (ABCD), un importante estudio longitudinal que se extenderá durante una década y hará el seguimiento de una amplia muestra de jóvenes estadounidenses desde el final de la niñez (antes del primer consumo de drogas) hasta los primeros años de la adultez. El estudio utilizará la neuroimagenología y otras herramientas avanzadas para clarificar precisamente cómo y en qué medida la marihuana y otras drogas, solas y combinadas, afectan el desarrollo del cerebro adolescente.
La marihuana, la memoria y el hipocampo
Distribución de los receptores cannabinoides en el cerebro de las ratas. La imagen del cerebro revela altos niveles (en naranja y amarillo) de receptores cannabinoides en muchas áreas, incluidas la corteza, el hipocampo, el cerebelo y el núcleo accumbems (estriado ventral).
La marihuana deteriora la memoria porque el THC altera la forma en que el hipocampo, un área del cerebro responsable de la formación de recuerdos, procesa la información. La mayor parte de los datos que respaldan esta afirmación provienen de estudios con animales. Por ejemplo, las ratas expuestas al THC en el útero, al poco tiempo de nacidas o durante la adolescencia, mostraron problemas notables con tareas específicas de aprendizaje y memoria cuando tuvieron más edad. Además, el deterioro cognitivo en las ratas adultas está asociado con cambios estructurales y funcionales en el hipocampo debido a la exposición al THC durante la adolescencia.
A medida que las personas envejecen, pierden neuronas en el hipocampo, lo que disminuye la capacidad de aprender información nueva. La exposición crónica al THC puede acelerar la pérdida de neuronas del hipocampo relacionada con la edad. En un estudio, las ratas expuestas al THC todos los días durante 8 meses (aproximadamente el 30% de su expectativa de vida) mostraron un nivel de pérdida de células nerviosas a los 11 o 12 meses de edad equivalente al de ratas del doble de edad que no habían estado expuestas al THC.