Estados Unidos está viendo un aumento de las muertes por sobredosis relacionadas con drogas estimulantes, entre ellas la cocaína y la metanfetamina. Numerosos sistemas de vigilancia del consumo de drogas indican que en algunas localidades la metanfetamina es un peligro más apremiante para la salud y la seguridad públicas que los opioides; no obstante, el desarrollo de fármacos para tratar los trastornos por consumo de estimulantes ha sido particularmente difícil. A medida que más pacientes y proveedores de servicios médicos se familiarizan con los medicamentos actualmente disponibles para tratar la adicción a los opioides, la falta de un medicamento para tratar la adicción a la metanfetamina resulta cada vez más frustrante. Es por eso que los resultados publicados hoy en el New England Journal of Medicine (en inglés) del exitoso ensayo clínico de una estrategia combinada para tratar el trastorno por consumo de metanfetamina con dos medicamentos ya aprobados es una noticia tan importante y alentadora para nuestro ámbito.
El estudio Accelerated Development of Additive Pharmacotherapy Treatment for Methamphetamine Use Disorder (o ADAPT-2), realizado por la Red de Ensayos Clínicos del NIDA en múltiples localidades y dirigido por el Dr. Madhukar H. Trivedi de University of Texas Southwestern Medical Center en Dallas, halló que una combinación de bupropión oral —un fármaco de prescripción común para el tratamiento de la depresión y para asistir en la cesación del consumo de nicotina— y naltrexona inyectable —un antagonista opioide ampliamente prescrito para tratar trastornos por consumo de alcohol y de opioides— fueron eficaces para reducir el consumo de metanfetamina y el deseo intenso de consumir la droga en una amplia muestra de personas que deseaban tratar su trastorno por consumo de metanfetamina, en comparación con un placebo. Los investigadores hallaron que la eficacia de la combinación es similar a la eficacia de los analgésicos para tratar el dolor y de la mayoría de los tratamientos médicos para trastornos de salud mental, incluidos los antidepresivos recetados para la depresión y la naltrexona recetada para el trastorno por consumo de alcohol. La combinación de medicamentos no tuvo efectos secundarios adversos significativos y, en general, los participantes adhirieron al tratamiento. (Nuestro comunicado de prensa contiene más detalles sobre el ensayo y sus resultados).
Actualmente, los únicos tratamientos disponibles para los trastornos por consumo de estimulantes son las terapias conductuales, como la terapia cognitivo-conductual y el control de contingencias, en las que se entregan incentivos materiales modestos cuando no se detectan drogas en un análisis de orina. Este último tratamiento, a pesar de ser el más eficaz (en inglés), continúa siendo infrautilizado. Considerando los efectos devastadores que la adicción a la metanfetamina tiene sobre la salud y el profundo estigma que conlleva, el desarrollo de medicamentos o inmunoterapias ofrecería alternativas de tratamiento adicionales, las que también podrían utilizarse para aumentar los beneficios de las intervenciones conductuales.
La multiplicidad de los efectos fisiológicos que las drogas adictivas tienen en el organismo y la compleja perturbación que causan en circuitos neuronales del cerebro que son necesarios para las actividades diarias hacen que diseñar medicamentos para tratar cualquier adicción sea difícil. Los estimulantes actúan principalmente sobre las señales de dopamina en el cerebro. La cocaína aumenta la dopamina evitando que se reabsorba y se elimine de las sinapsis, mientras que la metanfetamina libera dopamina en el terminal y la sinapsis, lo que genera un incremento marcado y temporal de la señal de dopamina. Dado que la dopamina participa en muchas funciones básicas —como la motivación y el empuje, el movimiento y el aprendizaje—, tratar los trastornos por consumo de estimulantes apuntando a los efectos de estas drogas sobre la dopamina ha sido difícil.
La búsqueda de un compuesto que pueda modificar inocuamente la acción de los transportadores de dopamina en las neuronas para reducir los efectos gratificantes de la metanfetamina es una estrategia (en inglés) que está siendo estudiada por investigadores patrocinados por el NIDA en University of Kentucky y University of Arkansas. Un anticuerpo monoclonal diseñado para neutralizar la metanfetamina antes de que ingrese al cerebro está en estos momentos en ensayos de fase II que está llevando a cabo un equipo financiado por el NIDA en University of Arkansas for Medical Sciences y en InterveXion Therapeutics. El estudio de vacunas contra la metanfetamina se encuentra en fases preclínicas, y otras estrategias, incluidas las combinaciones de compuestos ya existentes, también se encuentran en varias fases del proceso de desarrollo de fármacos.
Las estrategias multidirigidas hacia varios frentes que utilizan combinaciones de compuestos ya existentes, como la del ensayo ADAPT-2, constituyen un enfoque que tiene la ventaja de utilizar medicamentos de inocuidad ya establecida. Anteriormente, tanto el bupropión como la naltrexona se habían probado en forma individual para tratar el trastorno por consumo de metanfetamina, con resultados modestos e irregulares en ambos casos. El motivo por el que el bupropión se presenta como un fármaco promisorio está relacionado con sus efectos especiales. Dado que puede aumentar la dopamina y la norepinefrina, tiene efectos similares a los de los estimulantes, en adición (o que podrían ser subyacentes) a su eficacia como antidepresivo. Los compuestos que pueden imitar los efectos de una droga de abuso pero en forma más lenta y menos intensa son selecciones obvias en la búsqueda de candidatos a fármacos para controlar la adicción. Por ejemplo, dos de los tres tratamientos eficaces para el trastorno por consumo de opioides —la metadona y la buprenorfina— alivian los síntomas de abstinencia y el deseo intenso de la droga activando los receptores opioides mu, pero sin causar euforia cuando se administran en las dosis prescritas.
La naltrexona es un antagonista, o bloqueador, de los receptores opioides mu, los cuales subyacen a los efectos de recompensa y analgésicos de los opioides. Si bien la naltrexona no interactúa directamente con los sistemas dopaminérgico y noradrenérgico que se energizan con la metanfetemina, se cree que las señales de opioides en los circuitos de recompensa del cerebro son la causa subyacente de los efectos eufóricos de recompensa que causan los estimulantes y otras drogas no opiáceas. El bloqueo de estos efectos puede reducir el placer de consumir drogas, y se cree que también reduce el deseo intenso de consumir estimulantes inducido por claves o factores desencadenantes, por lo que podría ayudar a una persona con trastorno por consumo de metanfetamina a reducir el consumo de la droga o a abandonarla por completo.
La combinación de bupropión y naltrexona en el tratamiento del trastorno por consumo de metanfetamina no se ha sometido aún a revisión regulatoria, y será necesario realizar más investigaciones para determinar la mejor manera de implementar esta combinación de fármacos como parte de un plan de tratamiento. Pero el éxito del ensayo ADAPT-2 representa un avance alentador hacia un fármaco que podría combatir uno de los más apremiantes trastornos por consumo de drogas a los que nos enfrentamos en la actual crisis de adicción y sobredosis.